miércoles, 24 de noviembre de 2010

Contradicciones complementarias


Según Dante las cosas o las substancias inteligentes pueden adquirir un sentido corporal; tal es el caso del amor, que en sus discursos puede oír o pensar. En este marco la incertidumbre adquiere la habilidad de pensar, sentir y enseñar que podemos estar en un filo frente al abismo y que lo que antes se consideró como malo, puede ahora ser considerado como bueno en su matriz de posibilidades, pues lo apodíctico es altamente cuestionable.
Las sociedades cambian constantemente y, en vez de ser esto algo contraproducente, es un avance. No existen fronteras, el futuro “ha dejado de ser un imán y se desvanece la visión del tiempo…”. Eso es precisamente la incertidumbre, una poesía que ofrece variaciones sin cesar dentro de la unidad. El futuro es lo que no se sabe, lo que da pie a la imaginación.
Se considera la apertura a las probabilidades, al azar, a las diferentes percepciones del mundo y al humor, como aportes fundamentales. Esto en razón de que se otorga una capacidad de intuir que todo es impredecible y que, desde el nacimiento de la incertidumbre, hay riesgos, peligros y una ambigüedad de la que se goza, pero también establece la responsabilidad como consecuencia directa del don de la libertad.
Se puede contar una melodía y hacer ópera de una historia, como puede suceder al revés. De una nota musical, puede nacer un cuento. La ambigüedad es un gozo. Como dice Octavio Paz, el canto se vuelve cuento y el cuento canto.
¿Quién diría que cuando la vida parece no tener sentido, se puede concebir como una liberación? El sentirse sin saber a dónde dirigirse es un remanente de la incertidumbre. La realidad es entonces inaprehensible, y es al mismo tiempo una danza que nos despoja de ataduras, ya que nada se margina, ya que los finales no son necesarios.
La infinitud representa un espacio vacío, una ecuación de uno entre cero, una medida vasta que se alarga tanto como se desee, una eternidad. Esa es una característica básica de la incertidumbre, que sólo puede proponerse ella misma, que a su vez se entiende como una nada.
Ella -la incertidumbre- es quien descubre lo múltiple, ya que la pluralidad, lo incierto y lo abierto son la base de toda reflexión. Ella podría ser un familiar cercano de lo posible, pues se invita al debate entre la aporía y la razón, entre la anulación del pensamiento racional y la imaginación simbólica.
La incertidumbre es entonces omnisciente. Irrumpe en la conciencia, en los sistemas morales. Ejerce un eje de valoración de lo epistemológico, de los principios de la física cuántica, pues atisbar en los hechos del mundo implica cambiar la esencia misma de lo examinado, y lo que se cuestiona adquiere validez.
El mismo criterio se aplica a la fe, que se valida en la medida en que se duda ya que el que cree es quien investiga y pregunta. La fe, en consecuencia, es uno de los retoños de la incertidumbre pues permite el juicio, las contradicciones y el amor por lo desconocido. De la misma manera, con la tradición moderna se repara en la ruptura, pues la tradición se perpetúa en la medida en la que se niega. También, con la poesía vemos la vivificación de la modernidad con su negación.
En la modernidad se advierte la incertidumbre, en razón de que el rasgo distintivo de ésta, es la crítica de la religión, la filosofía, la moral, el derecho la historia, la economía y la política. La utopía, los proyectos que se vislumbran como irrealizables son su sello. Así se comprende que los huecos que se abren son riesgos y peligros de la negación de lo racional.
Por otra parte, la esperanza es parte de la incertidumbre La poesía es la salida entre la revolución y la religión. Ella es la otra voz porque canta las pasiones, no tiene fechas, es tuyo y de nadie al mismo tiempo, es entusiasmo y melancolía.
Me siento una nómada apátrida pero entiendo que eso no es una condición negativa, ya que la incertidumbre me permite invertir ese sentimiento en un viaje. La travesía a Ítaca es una posibilidad que puede no llegar a ningún punto, pero es una oportunidad de emprender un camino de ambigüedades, de nuevos esquemas, percepciones y de valoraciones.